
El primer ministro pakistaní, Yousaf Raza Gilani declaró que era lamentable que India congelara un proceso de paz de cuatro años que había mejorado la relación de ambos países. “La situación en nuestra frontera oriental una vez más se ha vuelto muy frágil, el mundo no debe permitir que la tensión entre India y Pakistán escale”.
Estos hechos podrían convertirse en detonantes perfectos del pueblo y establecer aún más sus diferencias.
¿Pero que ocurre cuando el pueblo no entiende de odios o rencores y sólo quiere vivir en paz? Hasta el punto que la apertura o cierre de la frontera se convierta en un acto lúdico y festivo. Y, al final, hasta los soldados se dan la mano.
Es un claro ejemplo de convivencia para reflexionar. Todo es posible sin necesidad de forzarse, sólo hay que dejar discurrir el devenir de las cosas. Qué grande sería el mundo si lo políticos se dedicaran a vivir y dejar vivir.